jueves, 29 de agosto de 2013

Leyenda del Ceibo

Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien  al rato,  fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo  la muerte en la hoguera.


La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.


Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.

jueves, 11 de julio de 2013

LEYENDA GAUCHA (EL CHINGOLO)

Un viejo tropero decíale siempre a su hijo:
 -Hijo mío, has nacido gaucho como tu padre y tu abuelo. Debes ser también, como ellos, un buen tropero... Sí, tropero... que es oficio de gaucho guapo y de ley. De día, silbando, silbando, se lleva la tropa de aquí para allá; de noche, cantando y mirando hacia el cielo, se cuida el ganado bajo las estrellas.
 Pero al hijo no le gustaba el trabajo, y menos aún el oficio que su padre le daba.


  Y el padre, empeñado en que su hijo fuera tropero como él, trataba de hacerlo entrar en razón con consejos unas veces, con castigos otras. Pero todo resultaba inútil: el hijo no cedía. No le gustaba la ocupación, y si alguna vez acompañaba a su padre, lo hacía con gran desgano y con mayor disgusto.
  Sucedió que una tarde, padre e hijo iban arreando una tropa y tuvieron que vadear un río de torrentosa corriente.

  Llegados a un paso muy hondo, los animales comenzaron a dispersarse. El viejo tropero ordenó a su hijo que impidiese el desbande.
  Tan mal cumplió el hijo la orden del padre, que éste decidió hacerlo por sí mismo. Internó su caballo en la hondura del río, y como allí había un remolino, la fuerza del agua lo arrastró bien pronto. No pudiendo nadar porque la resaca y la espuma lo envolvían, murió ahogado el viejo tropero.
  Lloró el hijo la muerte de su padre. Consideróse culpable de ella y comenzó a sentir un arrepentimiento profundo y un pesar muy grande.
  Queriendo tranquilizar su conciencia y pagar el mal que había hecho, decidió hacerse tropero. Así creía poder consolarse de la pena que lo embargaba.

El muchacho se hizo tropero. Comenzó a encariñarse con el oficio; trabajaba en él con alegre afán.
  Silbaba de día mientras arreaba la tropa; o haciendo la ronda, cantaba de noche "mirando hacia el cielo".
  El silbido del tropero era más bien el suspiro de una alma que espera consuelo para su pesar.

  Pero el consuelo no llegó nunca; y la calma del joven tropero se convirtió en tormento.
  -¡Pobre padre! -pensaba- ¡No se cumplirán nunca sus deseos de hacer a su hijo un gaucho tropero!...
  Agobiado por el dolor y el arrepentimiento, confióle al fin su tristeza a un amigo, diciéndole:
  -La pena me tortura y no puedo resistirla. Pronto he de morir. Cuando mis huesos queden libres, arrójalos uno a uno a los pasos o vados de los ríos y arroyos por donde he pasado cuando acompañaba a mi padre, con gran desprecio del trabajo y mala voluntad para cumplirlo.
  Prometióle el noble amigo satisfacer su pedido, y después de un
tiempo, así lo hizo.
Dicen que el agua fue gastando poco a poco los huesos del tropero arrepentido, y que después de largos años, fueron esos huesos tomando la forma de huevos.
  Dicen también que de cada uno de esos huevos nació un pajarito.
  Ese pajarito es el chingolo. Anda a saltitos para recordarnos que aquel hijo que no amaba el trabajo y que desobedeció a su padre, no pudo llegar a ser feliz.

  Silba cuando canta, porque el tropero silba y canta de día y de noche azuzando la tropa en la soledad de los campos.



lunes, 24 de junio de 2013

El Armadillo y el Tepescuincle.


Se dice que antiguamente la gente, los hombres y las mujeres tenían el nombre de animales que existían en el campo. Un día la mujer armadillo y la mujer Tepescuincle empezaron a tejer su huipil para terminarlo de un día para otro, porque tenían una fiesta, tenían un compromiso entonces lo tenían que terminar en una noche.
La mujer armadillo empezó a tejer su huipil con un tejido muy fino y la mujer tepescuincle empezó a tejer un tanto separado, para avanzarle, se dice que a la media noche la mujer armadillo se dio cuenta que no avanzaba su trabajo, la mujer Tepescuince ya llevaba la mitad de su huipil.

Cuando se dio cuenta la mujer armadillo que no iba a terminar al amanecer, entonces empezó a tejerlo más separado ya no finito como lo estaba haciendo ya casi al amanecer se dice que la mujer armadillo comenzó nuevamente a tejer finito para que combinara con el primer tejido con el que había comenzado.


Ya cuando amanecía vieron que cada quien había terminado su huipil, se lo pusieron y fueron a la fiesta luciendo su huipil nuevo, por eso dicen nuestros abuelos que el caparazón del armadillo tiene una parte con unos puntos muy finos, la parte de en medio con unas rayas mas separadas y la parte final con unos puntos muy finos porque a si fue como diseñaron su huipil y así el Tepescuincle tiene una piel muy fina, pero con unas rayas cafecitas y rayas blancas en toda la piel pero es uniforme y así de decidió su huipil.









                                                                                                                          ruz enrikezu


sábado, 22 de junio de 2013

LOS CINCO SOLES

Cuenta la leyenda que antes de que existiera la humanidad existían Cuatro épocas llamadas soles.

Agua; en esa era Vivian gigantes que fueron comidos por jaguares, Quetzalcóatl puso por sol a la bella Chalchicuatlicue e hizo que lloviera y se inundara, toda la gente se convirtió en pez.



 Tierra; también Vivian gigantes, Quetzalcóatl tiro a tezcatlipoca al agua, se transformo en tigre y devoro a los gigantes, Quetzalcóatl transformo a los que sobrevivieron en monos.


Lluvia de fuego: los dioses pusieron por sol a tlaloc, Quetzalcóatl hizo que lloviese lumbre, por eso los que vivian allí se quemaron y se convirtieron en pájaros.


Viento: Quetzalcóatl se convirtió en sol, pero el tigre tezcatlipoca lo derribo, se levanto en el viento, todo fue arrasado, los que vivian allí se convirtieron en monos para que naciera un quinto sol, la tierra estaba en tinieblas porque la tierra aun no tenia un quinto sol..



Cuatro movimiento, tras el intento de tecuciztecatl de arrojarse al fuego cuatro veces tuvo miedo a las llamas, nahuatzin se arrojo y se convirtió en el quinto sol, tecuciztecatl al ver el ejemplo de su hermano también se arrojo convirtiéndose en luna.




sábado, 15 de junio de 2013

La leyenda de la Piedra de San Isidro de San Ramón



Dicen los que de tales cosas saben, que los indios huetares creían "que su dios, el sol, era un ser ávido de sacrificios; con tal objetivo construyeron: un altar de piedra muy grande. Los huetares nacidos en el mes de marzo" eran consagrados al dios sol".












Resulta que el cacique tenía una princesa muy linda, pero con un gran problema: había nacido en el mes de marzo; por lo tanto, estaba destinada al sacrificio. Esta muchacha, de nombre Yumbaruti, tenía la dignidad de sacerdotisa o sea "Virgen del sol".



Según la tradición, el día en que la princesa cumpliera 15 años, tenía que bailar alrededor de un círculo, cuyo centro tendría un arco con una vasija llena de hojas, esencias y resinas. Si al terminar la danza el contenido ardía y aún el sol no se había puesto, era señal de contento del dios, con lo cual perdonaba el sacrificio.















Dicen que faltaban pocos meses para que Yumbaruti cumpliera los 15 años, cuando llegó al pueblo, situado en donde hoy se asienta la ciudad de San Ramón, un joven muy apuesto, de sangre chorotega, Turichique, quien se enamoró perdidamente de la muchacha. Pero Yumbaruti no lo aceptó, temerosa de que el dios sol se enojara.

Sin embargo, Turichique resolvió el problema por el camino más fácil: raptó a la princesa. Con ella a las espaldas, se fue a las montañas.

Pero he aquí que el día señalado para la danza del sol, la princesa regresó a cumplir lo prometido; la muchacha comenzó a bailar desde la pura mañana y le dio el oscurecer y seguía en sus bailes; pero resulta que la oscuridad fue muy pronunciada durante todo el día, ya que el sol no quiso presentar su cara. Y como no había sol, no ardieron las resinas, ni las esencias, ni las hojas secas.



Yumbaruti se desmayó de cansancio. El brujo de la tribu manifestó que la princesa no era pura, y que por tal razón el sol se había negado a salir. No quedó otro camino que amarrar a la muchacha para llevarla al sacrificio.



El día destinado a la ofrenda tampoco se asomó el sol. En cuanto llevaron la muchacha a la piedra de los sacrificios y le clavaron una lanza en el conlzón, empezó una fina lluvia y, además, un rayo cayó sobre el cadáver, partiendo la piedra en dos. Desde entonces en cada centenario de aquel acontecimiento hay un enorme aguacero, viene la tormenta, caen rayos y se oye fortísimo el cantar de un gallo al filo del mediodía, probablemente sea el espíritu de Turichique que aún vaga en busca de su amor.






martes, 28 de mayo de 2013

Woyengi

Antes de que el hombre existiera, en la Tierra no había mas que un árbol alto y frondoso en medio de una llanura. Retumbo el trueno y el relámpago rasgo el cielo. Entonces,  por la grieta hicieron decender una masa, una silla, y una piedra celeste, y descendió también la Madre, Woyengi. Se sentó en la silla, apoyo los pies en la piedra celeste y puso sobre la mesa arcilla mojada, y con esa arcilla modelo a los humanos. Dijo a cada uno:

-Puedes ser una mujer o un hombre. Escoge. Todos escogieron. Después pregunto a cada hombre y a cada mujer, uno por uno , que clase de vida, de bienes y de desgracia quería tener. Uno quiso riqueza y otro hijos; otro una vida breve  y otro una vida larga, y todos escogieron sus penas entre los males que afligen la Tierra. A cada uno le dijo:


-LO QUE TU QUIERAS SERA...  

jueves, 16 de mayo de 2013

#CuentoRaramuri - Napawika nukúruga wé ga'rá iwérame níibo. (Ayudándonos, juntos seremos mas fuertes)

El puma es el rey de la montaña.

biré mawiyá wé sewéka eyéne ké umérosa me'áyá biré boisi.    Wesá bera sayérore wera naó boisi mapu

napawíka goyé gasará míi biré épo; nóri yé boisi wé napawika nakúruga sayérare wera mawiyá, a'rí wera mawíya tabiré umérore me'ayá biré boisi.    sinibí wé chá ikigá ma'chínare a siné káachi awá gite e'chéruga.

we sewéka eyéne wera mawiyá míi gawíchí, mapu goná rewáre biré geyóchi.   Wé sewéka ra'ichare chú síka ké umérore me'ayá boisi mapu wé napawika nakúruga sayéroga  wé me'ká meráriru wera mawíya.

- "A'rí má nichí sipabúriru re", anére wera mawíya a míi geyóchi.

A'rí geyóchi aníre:

- "we anési kíri namuti mapu aboi rojáaga éenama, mapu wé nakichíga éenama abói, a'rí wé rojáaga éenama re.

wera mawíya waná ra'íchare ipirisi bóisi jée anéga:

- "Nejé wé nimí garé ara regá gó nimí ruyéma mapu regá aní ajaréera, mapu tabiré namúti nimí garé, a'rí wé nimí kichiga ra'ícha".    Ara regá bera anegá má rojánare wera bóisi.

A'rí ara regá bera á umérore me'ayá ipirisí bóisi.
Ara regá go, tabiré ga'rá jú mapu bichíibo mapu ikí ramí ané wera wé chá ekaréga ra'íchame mawíya, wé ramí rojánaga, a ga'rá umérore ramí go'ísiga bosáa ba.

...


La unión en la manada obliga al león a dormir
con el estomago vacío - proverbio africano.
Un león andaba muy triste por no haber podido matar un buey.    Muchas veces ataco a esos cuatro bueyes que pastaban allá en un llano, pero estos muy juntos y ayudándose lo atacaban, y ese león no pudo matar a ninguno de esos bueyes.    Siempre salia muy maltratado y alguna vez hasta corneado.

muy triste andaba ese león allá por el monte por donde se encontró un zorro.    Muy triste le platico el, como no pudo matar a un buey, y que muy juntos ayudándose y atacando, lo echaron en corrida y lejos.

- yo creo que me embrujaron - dijo el león al zorro.

y le contesto el zorro:

- dígales algo que los separe, para que anden con mucho odio y estén separados.

el león le hablo a cada buey diciéndole:

- yo te aprecio mucho y por eso pues te voy a decir como dicen tus otros compañeros, que no te aprecian nada y hablan de ti con mucho odio.

diciéndoles así  separo a los bueyes.   De esa manera bien pudo matar a cada uno.   Así  pues no es bueno que creamos cuanto nos dice ese mentiroso león que separándonos muy bien pudo matarnos y llenar su panza.