lunes, 24 de junio de 2013

El Armadillo y el Tepescuincle.


Se dice que antiguamente la gente, los hombres y las mujeres tenían el nombre de animales que existían en el campo. Un día la mujer armadillo y la mujer Tepescuincle empezaron a tejer su huipil para terminarlo de un día para otro, porque tenían una fiesta, tenían un compromiso entonces lo tenían que terminar en una noche.
La mujer armadillo empezó a tejer su huipil con un tejido muy fino y la mujer tepescuincle empezó a tejer un tanto separado, para avanzarle, se dice que a la media noche la mujer armadillo se dio cuenta que no avanzaba su trabajo, la mujer Tepescuince ya llevaba la mitad de su huipil.

Cuando se dio cuenta la mujer armadillo que no iba a terminar al amanecer, entonces empezó a tejerlo más separado ya no finito como lo estaba haciendo ya casi al amanecer se dice que la mujer armadillo comenzó nuevamente a tejer finito para que combinara con el primer tejido con el que había comenzado.


Ya cuando amanecía vieron que cada quien había terminado su huipil, se lo pusieron y fueron a la fiesta luciendo su huipil nuevo, por eso dicen nuestros abuelos que el caparazón del armadillo tiene una parte con unos puntos muy finos, la parte de en medio con unas rayas mas separadas y la parte final con unos puntos muy finos porque a si fue como diseñaron su huipil y así el Tepescuincle tiene una piel muy fina, pero con unas rayas cafecitas y rayas blancas en toda la piel pero es uniforme y así de decidió su huipil.









                                                                                                                          ruz enrikezu


sábado, 22 de junio de 2013

LOS CINCO SOLES

Cuenta la leyenda que antes de que existiera la humanidad existían Cuatro épocas llamadas soles.

Agua; en esa era Vivian gigantes que fueron comidos por jaguares, Quetzalcóatl puso por sol a la bella Chalchicuatlicue e hizo que lloviera y se inundara, toda la gente se convirtió en pez.



 Tierra; también Vivian gigantes, Quetzalcóatl tiro a tezcatlipoca al agua, se transformo en tigre y devoro a los gigantes, Quetzalcóatl transformo a los que sobrevivieron en monos.


Lluvia de fuego: los dioses pusieron por sol a tlaloc, Quetzalcóatl hizo que lloviese lumbre, por eso los que vivian allí se quemaron y se convirtieron en pájaros.


Viento: Quetzalcóatl se convirtió en sol, pero el tigre tezcatlipoca lo derribo, se levanto en el viento, todo fue arrasado, los que vivian allí se convirtieron en monos para que naciera un quinto sol, la tierra estaba en tinieblas porque la tierra aun no tenia un quinto sol..



Cuatro movimiento, tras el intento de tecuciztecatl de arrojarse al fuego cuatro veces tuvo miedo a las llamas, nahuatzin se arrojo y se convirtió en el quinto sol, tecuciztecatl al ver el ejemplo de su hermano también se arrojo convirtiéndose en luna.




sábado, 15 de junio de 2013

La leyenda de la Piedra de San Isidro de San Ramón



Dicen los que de tales cosas saben, que los indios huetares creían "que su dios, el sol, era un ser ávido de sacrificios; con tal objetivo construyeron: un altar de piedra muy grande. Los huetares nacidos en el mes de marzo" eran consagrados al dios sol".












Resulta que el cacique tenía una princesa muy linda, pero con un gran problema: había nacido en el mes de marzo; por lo tanto, estaba destinada al sacrificio. Esta muchacha, de nombre Yumbaruti, tenía la dignidad de sacerdotisa o sea "Virgen del sol".



Según la tradición, el día en que la princesa cumpliera 15 años, tenía que bailar alrededor de un círculo, cuyo centro tendría un arco con una vasija llena de hojas, esencias y resinas. Si al terminar la danza el contenido ardía y aún el sol no se había puesto, era señal de contento del dios, con lo cual perdonaba el sacrificio.















Dicen que faltaban pocos meses para que Yumbaruti cumpliera los 15 años, cuando llegó al pueblo, situado en donde hoy se asienta la ciudad de San Ramón, un joven muy apuesto, de sangre chorotega, Turichique, quien se enamoró perdidamente de la muchacha. Pero Yumbaruti no lo aceptó, temerosa de que el dios sol se enojara.

Sin embargo, Turichique resolvió el problema por el camino más fácil: raptó a la princesa. Con ella a las espaldas, se fue a las montañas.

Pero he aquí que el día señalado para la danza del sol, la princesa regresó a cumplir lo prometido; la muchacha comenzó a bailar desde la pura mañana y le dio el oscurecer y seguía en sus bailes; pero resulta que la oscuridad fue muy pronunciada durante todo el día, ya que el sol no quiso presentar su cara. Y como no había sol, no ardieron las resinas, ni las esencias, ni las hojas secas.



Yumbaruti se desmayó de cansancio. El brujo de la tribu manifestó que la princesa no era pura, y que por tal razón el sol se había negado a salir. No quedó otro camino que amarrar a la muchacha para llevarla al sacrificio.



El día destinado a la ofrenda tampoco se asomó el sol. En cuanto llevaron la muchacha a la piedra de los sacrificios y le clavaron una lanza en el conlzón, empezó una fina lluvia y, además, un rayo cayó sobre el cadáver, partiendo la piedra en dos. Desde entonces en cada centenario de aquel acontecimiento hay un enorme aguacero, viene la tormenta, caen rayos y se oye fortísimo el cantar de un gallo al filo del mediodía, probablemente sea el espíritu de Turichique que aún vaga en busca de su amor.