jueves, 29 de agosto de 2013

Leyenda del Ceibo

Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien  al rato,  fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo  la muerte en la hoguera.


La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.


Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.

jueves, 11 de julio de 2013

LEYENDA GAUCHA (EL CHINGOLO)

Un viejo tropero decíale siempre a su hijo:
 -Hijo mío, has nacido gaucho como tu padre y tu abuelo. Debes ser también, como ellos, un buen tropero... Sí, tropero... que es oficio de gaucho guapo y de ley. De día, silbando, silbando, se lleva la tropa de aquí para allá; de noche, cantando y mirando hacia el cielo, se cuida el ganado bajo las estrellas.
 Pero al hijo no le gustaba el trabajo, y menos aún el oficio que su padre le daba.


  Y el padre, empeñado en que su hijo fuera tropero como él, trataba de hacerlo entrar en razón con consejos unas veces, con castigos otras. Pero todo resultaba inútil: el hijo no cedía. No le gustaba la ocupación, y si alguna vez acompañaba a su padre, lo hacía con gran desgano y con mayor disgusto.
  Sucedió que una tarde, padre e hijo iban arreando una tropa y tuvieron que vadear un río de torrentosa corriente.

  Llegados a un paso muy hondo, los animales comenzaron a dispersarse. El viejo tropero ordenó a su hijo que impidiese el desbande.
  Tan mal cumplió el hijo la orden del padre, que éste decidió hacerlo por sí mismo. Internó su caballo en la hondura del río, y como allí había un remolino, la fuerza del agua lo arrastró bien pronto. No pudiendo nadar porque la resaca y la espuma lo envolvían, murió ahogado el viejo tropero.
  Lloró el hijo la muerte de su padre. Consideróse culpable de ella y comenzó a sentir un arrepentimiento profundo y un pesar muy grande.
  Queriendo tranquilizar su conciencia y pagar el mal que había hecho, decidió hacerse tropero. Así creía poder consolarse de la pena que lo embargaba.

El muchacho se hizo tropero. Comenzó a encariñarse con el oficio; trabajaba en él con alegre afán.
  Silbaba de día mientras arreaba la tropa; o haciendo la ronda, cantaba de noche "mirando hacia el cielo".
  El silbido del tropero era más bien el suspiro de una alma que espera consuelo para su pesar.

  Pero el consuelo no llegó nunca; y la calma del joven tropero se convirtió en tormento.
  -¡Pobre padre! -pensaba- ¡No se cumplirán nunca sus deseos de hacer a su hijo un gaucho tropero!...
  Agobiado por el dolor y el arrepentimiento, confióle al fin su tristeza a un amigo, diciéndole:
  -La pena me tortura y no puedo resistirla. Pronto he de morir. Cuando mis huesos queden libres, arrójalos uno a uno a los pasos o vados de los ríos y arroyos por donde he pasado cuando acompañaba a mi padre, con gran desprecio del trabajo y mala voluntad para cumplirlo.
  Prometióle el noble amigo satisfacer su pedido, y después de un
tiempo, así lo hizo.
Dicen que el agua fue gastando poco a poco los huesos del tropero arrepentido, y que después de largos años, fueron esos huesos tomando la forma de huevos.
  Dicen también que de cada uno de esos huevos nació un pajarito.
  Ese pajarito es el chingolo. Anda a saltitos para recordarnos que aquel hijo que no amaba el trabajo y que desobedeció a su padre, no pudo llegar a ser feliz.

  Silba cuando canta, porque el tropero silba y canta de día y de noche azuzando la tropa en la soledad de los campos.



lunes, 24 de junio de 2013

El Armadillo y el Tepescuincle.


Se dice que antiguamente la gente, los hombres y las mujeres tenían el nombre de animales que existían en el campo. Un día la mujer armadillo y la mujer Tepescuincle empezaron a tejer su huipil para terminarlo de un día para otro, porque tenían una fiesta, tenían un compromiso entonces lo tenían que terminar en una noche.
La mujer armadillo empezó a tejer su huipil con un tejido muy fino y la mujer tepescuincle empezó a tejer un tanto separado, para avanzarle, se dice que a la media noche la mujer armadillo se dio cuenta que no avanzaba su trabajo, la mujer Tepescuince ya llevaba la mitad de su huipil.

Cuando se dio cuenta la mujer armadillo que no iba a terminar al amanecer, entonces empezó a tejerlo más separado ya no finito como lo estaba haciendo ya casi al amanecer se dice que la mujer armadillo comenzó nuevamente a tejer finito para que combinara con el primer tejido con el que había comenzado.


Ya cuando amanecía vieron que cada quien había terminado su huipil, se lo pusieron y fueron a la fiesta luciendo su huipil nuevo, por eso dicen nuestros abuelos que el caparazón del armadillo tiene una parte con unos puntos muy finos, la parte de en medio con unas rayas mas separadas y la parte final con unos puntos muy finos porque a si fue como diseñaron su huipil y así el Tepescuincle tiene una piel muy fina, pero con unas rayas cafecitas y rayas blancas en toda la piel pero es uniforme y así de decidió su huipil.









                                                                                                                          ruz enrikezu


sábado, 22 de junio de 2013

LOS CINCO SOLES

Cuenta la leyenda que antes de que existiera la humanidad existían Cuatro épocas llamadas soles.

Agua; en esa era Vivian gigantes que fueron comidos por jaguares, Quetzalcóatl puso por sol a la bella Chalchicuatlicue e hizo que lloviera y se inundara, toda la gente se convirtió en pez.



 Tierra; también Vivian gigantes, Quetzalcóatl tiro a tezcatlipoca al agua, se transformo en tigre y devoro a los gigantes, Quetzalcóatl transformo a los que sobrevivieron en monos.


Lluvia de fuego: los dioses pusieron por sol a tlaloc, Quetzalcóatl hizo que lloviese lumbre, por eso los que vivian allí se quemaron y se convirtieron en pájaros.


Viento: Quetzalcóatl se convirtió en sol, pero el tigre tezcatlipoca lo derribo, se levanto en el viento, todo fue arrasado, los que vivian allí se convirtieron en monos para que naciera un quinto sol, la tierra estaba en tinieblas porque la tierra aun no tenia un quinto sol..



Cuatro movimiento, tras el intento de tecuciztecatl de arrojarse al fuego cuatro veces tuvo miedo a las llamas, nahuatzin se arrojo y se convirtió en el quinto sol, tecuciztecatl al ver el ejemplo de su hermano también se arrojo convirtiéndose en luna.




sábado, 15 de junio de 2013

La leyenda de la Piedra de San Isidro de San Ramón



Dicen los que de tales cosas saben, que los indios huetares creían "que su dios, el sol, era un ser ávido de sacrificios; con tal objetivo construyeron: un altar de piedra muy grande. Los huetares nacidos en el mes de marzo" eran consagrados al dios sol".












Resulta que el cacique tenía una princesa muy linda, pero con un gran problema: había nacido en el mes de marzo; por lo tanto, estaba destinada al sacrificio. Esta muchacha, de nombre Yumbaruti, tenía la dignidad de sacerdotisa o sea "Virgen del sol".



Según la tradición, el día en que la princesa cumpliera 15 años, tenía que bailar alrededor de un círculo, cuyo centro tendría un arco con una vasija llena de hojas, esencias y resinas. Si al terminar la danza el contenido ardía y aún el sol no se había puesto, era señal de contento del dios, con lo cual perdonaba el sacrificio.















Dicen que faltaban pocos meses para que Yumbaruti cumpliera los 15 años, cuando llegó al pueblo, situado en donde hoy se asienta la ciudad de San Ramón, un joven muy apuesto, de sangre chorotega, Turichique, quien se enamoró perdidamente de la muchacha. Pero Yumbaruti no lo aceptó, temerosa de que el dios sol se enojara.

Sin embargo, Turichique resolvió el problema por el camino más fácil: raptó a la princesa. Con ella a las espaldas, se fue a las montañas.

Pero he aquí que el día señalado para la danza del sol, la princesa regresó a cumplir lo prometido; la muchacha comenzó a bailar desde la pura mañana y le dio el oscurecer y seguía en sus bailes; pero resulta que la oscuridad fue muy pronunciada durante todo el día, ya que el sol no quiso presentar su cara. Y como no había sol, no ardieron las resinas, ni las esencias, ni las hojas secas.



Yumbaruti se desmayó de cansancio. El brujo de la tribu manifestó que la princesa no era pura, y que por tal razón el sol se había negado a salir. No quedó otro camino que amarrar a la muchacha para llevarla al sacrificio.



El día destinado a la ofrenda tampoco se asomó el sol. En cuanto llevaron la muchacha a la piedra de los sacrificios y le clavaron una lanza en el conlzón, empezó una fina lluvia y, además, un rayo cayó sobre el cadáver, partiendo la piedra en dos. Desde entonces en cada centenario de aquel acontecimiento hay un enorme aguacero, viene la tormenta, caen rayos y se oye fortísimo el cantar de un gallo al filo del mediodía, probablemente sea el espíritu de Turichique que aún vaga en busca de su amor.






martes, 28 de mayo de 2013

Woyengi

Antes de que el hombre existiera, en la Tierra no había mas que un árbol alto y frondoso en medio de una llanura. Retumbo el trueno y el relámpago rasgo el cielo. Entonces,  por la grieta hicieron decender una masa, una silla, y una piedra celeste, y descendió también la Madre, Woyengi. Se sentó en la silla, apoyo los pies en la piedra celeste y puso sobre la mesa arcilla mojada, y con esa arcilla modelo a los humanos. Dijo a cada uno:

-Puedes ser una mujer o un hombre. Escoge. Todos escogieron. Después pregunto a cada hombre y a cada mujer, uno por uno , que clase de vida, de bienes y de desgracia quería tener. Uno quiso riqueza y otro hijos; otro una vida breve  y otro una vida larga, y todos escogieron sus penas entre los males que afligen la Tierra. A cada uno le dijo:


-LO QUE TU QUIERAS SERA...  

jueves, 16 de mayo de 2013

#CuentoRaramuri - Napawika nukúruga wé ga'rá iwérame níibo. (Ayudándonos, juntos seremos mas fuertes)

El puma es el rey de la montaña.

biré mawiyá wé sewéka eyéne ké umérosa me'áyá biré boisi.    Wesá bera sayérore wera naó boisi mapu

napawíka goyé gasará míi biré épo; nóri yé boisi wé napawika nakúruga sayérare wera mawiyá, a'rí wera mawíya tabiré umérore me'ayá biré boisi.    sinibí wé chá ikigá ma'chínare a siné káachi awá gite e'chéruga.

we sewéka eyéne wera mawiyá míi gawíchí, mapu goná rewáre biré geyóchi.   Wé sewéka ra'ichare chú síka ké umérore me'ayá boisi mapu wé napawika nakúruga sayéroga  wé me'ká meráriru wera mawíya.

- "A'rí má nichí sipabúriru re", anére wera mawíya a míi geyóchi.

A'rí geyóchi aníre:

- "we anési kíri namuti mapu aboi rojáaga éenama, mapu wé nakichíga éenama abói, a'rí wé rojáaga éenama re.

wera mawíya waná ra'íchare ipirisi bóisi jée anéga:

- "Nejé wé nimí garé ara regá gó nimí ruyéma mapu regá aní ajaréera, mapu tabiré namúti nimí garé, a'rí wé nimí kichiga ra'ícha".    Ara regá bera anegá má rojánare wera bóisi.

A'rí ara regá bera á umérore me'ayá ipirisí bóisi.
Ara regá go, tabiré ga'rá jú mapu bichíibo mapu ikí ramí ané wera wé chá ekaréga ra'íchame mawíya, wé ramí rojánaga, a ga'rá umérore ramí go'ísiga bosáa ba.

...


La unión en la manada obliga al león a dormir
con el estomago vacío - proverbio africano.
Un león andaba muy triste por no haber podido matar un buey.    Muchas veces ataco a esos cuatro bueyes que pastaban allá en un llano, pero estos muy juntos y ayudándose lo atacaban, y ese león no pudo matar a ninguno de esos bueyes.    Siempre salia muy maltratado y alguna vez hasta corneado.

muy triste andaba ese león allá por el monte por donde se encontró un zorro.    Muy triste le platico el, como no pudo matar a un buey, y que muy juntos ayudándose y atacando, lo echaron en corrida y lejos.

- yo creo que me embrujaron - dijo el león al zorro.

y le contesto el zorro:

- dígales algo que los separe, para que anden con mucho odio y estén separados.

el león le hablo a cada buey diciéndole:

- yo te aprecio mucho y por eso pues te voy a decir como dicen tus otros compañeros, que no te aprecian nada y hablan de ti con mucho odio.

diciéndoles así  separo a los bueyes.   De esa manera bien pudo matar a cada uno.   Así  pues no es bueno que creamos cuanto nos dice ese mentiroso león que separándonos muy bien pudo matarnos y llenar su panza.

jueves, 9 de mayo de 2013

Leyenda del quinto Sol. (nahuatl/español)

Moteneua mitoa, ka yu nautlamantli mochiu nemilistli ipan iya makuili edad. In yuki matia ueuetke inipan in se tochtli, ipan moman in tlali in iluikatl, iuan yukimatia inikuak omoman tlali in iluikatl oyu nautlamantli onoka in tlaka nautlamantlinemilistli, omochiu iniukimatia se sentetl in tonatiu katka, au kitouaya kanextli in kinchichiu inkinyokox inteu kitouaya itech kitlamiaya in Ketsalkoatl chikome eekatl itonal in kinchiu in kinyokox.

Inik se tonatiu on manka in itsiukkan 4 atl initonal mitoa atonatiu inipan in ye ikuak in mochiu in atoko ak in anenextiuak in tlakamichtiuak.

Inik ome tonatiu on manka 4 oselotl in itonalkatka moteneua oselotonatiu, ipan mochiu tlapachiu in iluikatl in tonatiu, inikuak amo otlatokaya kan nepantla tonatiu, mochiua niman tlayouaya in onotlayouak niman Tekualoya. Au ipan inin Kinametin nemia konitotiui in ueuetke in uetlapaloliskatka matimouetsiti ipampa in akin uetsin ik sen uetsin.

Inik ei tonatiu on manka 4 Kiauitl in itonal mitoa Kiyautonatiu, ipan in in mochiu inipan tlekiau in onoka ik tlatlake, iuan ipan xaltekiyau konitoua ikuak motepeu in Xaltetl intik itta iuan poposokak in tesontli, iuan iquak momaman in texkali chichichiliutikak.

Inik 4 tonatiu, 4 ekatl intonal ekatonatiu, ipan in ekatokoak osomatiuak kuautla kin tepeuato in onoka tlakaosomatin.

Inik makuili tonatiu 4 olin in itonal mitoa olintonatiu ipampa molini in otlatoka au in yu konitotiui in ueuetke, ipan inin mochiuas tlalolinis mayanalos inik tipoliuiske.

In ipan in 13 akatl kilmachyeipan in tlakat in axkan onmantiu tonatiu, ye ikuak tlaues ye ikuak tlatuik in axkan onmantiu olin tonatiu. 4 olin in itonal, ik 5 inin tonatiu on mani ipan tlalolinis mayanalos.






...


Se refería, se decía que así hubo ya antes cuatro vidas, y que ésta era la quinta edad. Como lo sabían los viejos, en el año 1 Conejo se cimentó la tierra y el cielo. Y así lo sabían, que cuando se cimentó la tierra y el cielo, habían existido ya cuatro clases de hombres, cuatro clases de vidas. Sabían igualmente que cada una de ellas había existido en un Sol [una edad]. Y decían que a los primeros hombres su dios los hizo, los forjó de ceniza. Esto lo atribuían a Quetzalcóatl, cuyo signo es 7 Viento, él los hizo, él los inventó.

El primer Sol [edad] que fue cimentado, su signo fue 4 Agua, se llamó Sol de Agua. En él sucedió que todo se lo llevó el agua. Las gentes se convirtieron en peces.

Se cimentó luego el segundo Sol [edad]. Su signo era 4 Tigre. En él sucedió que se oprimió el cielo, el Sol no seguía su camino. Al llegar el Sol al mediodía, luego se hacía de noche y cuando ya se oscurecía, los tigres se comían a las gentes. Y en este Sol vivían los gigantes. Decían los viejos que los gigantes así saludaban: “no se caiga usted”, porque quien se caía, se caía para siempre.

Se cimentó luego el tercer Sol. Su signo era 4 Lluvia. Se decía Sol de Lluvia [de fuego]. Sucedió que durante él llovió fuego, los que en él vivían se quemaron. Y durante él llovió también arena. Y decían que en él llovieron las piedrezuelas que vemos, que hirvió la piedra tezontle y que entonces se enrojecieron los peñascos.

Su signo era 4 Viento, se cimentó luego el cuarto Sol. Se decía Sol de Viento. Durante él todo fue llevado por el viento. Todos se volvieron monos. Por los montes se esparcieron, se fueron a vivir los hombres-monos.

El Quinto Sol: 4 Movimiento su signo. Se llama Sol de Movimiento, porque se mueve, sigue su camino. Y como andan diciendo los viejos, en él habrá movimientos de tierra, habrá hambre y así pereceremos.

En el año 13 Caña, se dice que vino a existir, nació el Sol que ahora existe. Entonces fue cuando iluminó, cuando amaneció, el Sol de Movimiento que ahora existe. 4 Movimiento es su signo. Es éste el quinto Sol que se cimentó, en él habrá movimiento de tierra, en él habrá hambres. 


@In_Tonatiuh.

domingo, 14 de abril de 2013

El ser más poderoso del mundo

Un mago de la India pasaba cierta hermosa tarde por la orilla del río Ganges, el gran río sagrado de los brahmanistas y budistas.     De repente oyó fuerte aleteo sobre su cabeza y, movido por la curiosidad, alzó la mirada y vio un búho que llevaba un ratoncito en el pico.


El mago prorrumpió en grandes gritos y agitó los brazos para asustar al búho; éste dejó caer, en efecto, al ratoncito, que quedó en el suelo como muerto.    El mago lo recogió , lo curó, y después, usando su poder mágico lo convirtió en una lindísima jovencita. La contempló con agrado y le habló de esta suerte:

-Vamos, mi linda niña, ¿a quién desearías como esposo? Dime tu pensamiento, pues mi poder es grande y no hay duda de que alcanzaré a satisfacer tus aspiraciones. La joven, que ya no se acordaba de su humilde estado anterior, exclamó:
 
-Quiero por marido al ser más poderoso del universo.
 


Esta respuesta no satisfizo mucho al mago, que era hombre sencillo y de apacibles sentimientos; pero como también era fiel a su palabra, se dispuso a cumplir los deseos de su ahijada.

-El sol -dijo-, es el ser más poderoso del universo. Es la luz del mundo y el calor de la vida. Será tu esposo.

Y volviéndose hacia el astro bienhechor, que en aquel momento resplandecía en medio de los cielos, le suplicó que aceptara la mano de la joven. Mas he aquí que el sol, que había escuchado toda la plática, respondió:

-Con gusto me casaría con la joven, pues es muy bonita, pero no soy el más poderoso. ¿Cómo puedo serlo, si una nube ligera puede eclipsarme y dejarme en la sombra?

Y pronto quedó probado, porque en aquel instante pasó una nube y oscureció al sol.

Entonces el mago pidió a la nube que se casara con su ahijada, pero la nube respondió:

-Con mucho gusto lo haría, pues es muy bonita; mas tampoco soy el ser más poderoso de mundo. El viento me arrastra y me lleva de un lado a otro, sin que yo pueda resistir a su voluntad.

Iba el mago a ofrecer al viento la mano de la muchacha, cuando observó que se estrellaba contra una poderosa montaña, rugiendo furiosamente, y no la movía ni una pulgada; por lo cual ofreció su ahijada a la montaña, recibiendo esta sorprendente respuesta:

-¿Dónde está mi poder? Sólo tengo resistencia inerte. Las tormentas se disipan en su golpe violento contra mí, pero soy incapaz de obrar; no puedo moverme; nada puedo hacer.

Aquel ratoncito que excavó su madriguera a mis pies es más fuerte que yo, puesto que no puedo impedirle que roa mis entrañas para hacer en ellas su vivienda.
 

El mago se maravilló del resultado de su búsqueda; pero luego comprendió que cada ser tiene una fuerza superior, que es la fuerza de su propia naturaleza. Entonces devolvió a la joven su condición natural, y como vio que era un ratoncito hembra, llamó al ratón que había labrado su casa en la montaña, para que ambos formaron un matrimonio feliz, que al fin y al cabo era lo que él deseaba.



Cuento hindú



viernes, 12 de abril de 2013

Vuelen Juntos, pero Jamas atados. Leyenda Lakhota.


Te amaré hasta el fin de los tiempos.
Cuenta una vieja leyenda lakota que una vez llegó hasta la tienda del chamán más viejo de la tribu una pareja de enamorados cogidos de la mano. . "Nos amamos", empezó el joven. "Y nos vamos a casar", dijo ella. "Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podemos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta el día de nuestra muerte. Por favor, ¿hay algo que podamos hacer".

El viejo los miró y le emocionó verles tan jóvenes, tan enamorados ... "Hay algo", dijo el viejo después de una larga pausa, "pero, no sé ... es una tarea muy difícil y sacrificada". "No importa", contestaron los enamorados. "Bien", dijo el brujo, "Nube Alta, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Luego deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. Y tu, Toro Bravo, deberás encontrar la más brava de todas las águilas y traerla ante mi, viva, el mismo día que vendrá Nube Alta. ¿Comprendisteis?". La pareja asintió y el anciano hizo el gesto indicando que no tenía más que decir. Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa, salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur.


Seremos uno mismo al caminar por el mundo.
El día establecido, frente a la tienda del Chamán, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que, con mucho cuidado, las sacaran de las bolsas. Los jóvenes enamorados lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos, sin duda lo mejor de su estirpe. Ahora "hagan lo que les digo: tomad las aves y atadlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero. Cuando lo hayáis anudado, soltadlas y que vuelen libres". El guerrero y la joven así lo hicieron. Cuando soltaron a los alados, el águila y el halcón intentaron levantar el vuelo, pero solo consiguieron revolcarse por el suelo. Unos minutos después, frustradas, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse...........

"Este es el conjuro: jamás olvidéis lo que habéis visto. Sois como un águila y un halcón: si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no solo vivirán arrastrándose sino que, además, tarde o temprano, empezarán a hacerse daño el uno al otro. Si queréis que vuestro amor perdure, volad juntos pero jamás atados".

Wakan Tanka, Gran Misterio,
enséñame a confiaren mi corazón,
en mi mente,en mi intuición,
en mi sabiduría interna,
en los sentidos de mi cuerpo,
en las bendiciones de mi espíritu.
Enséñame a confiar en estas cosas,
para que pueda entrar en mi Espacio Sagrado
y amar más allá de mi miedo,
y así Caminar en Equilibriocon el paso de cada glorioso Sol.



miércoles, 3 de abril de 2013

El flechador del sol (Relato mixteca)

Fue en la legendaria ciudad de achiutla donde nació un hombre llamado yacoñooy, también conocido como mixtecatl.    Mixtecatl creció, se convirtió en valeroso y audaz guerrero que cierto dia armado con su arco su saeta y su escudo, decidió salir a conquistar tierras.
 
Por mucho tiempo camino sin rumbo fijo. Por días y días no descanso un instante aunque se sentía cansado y abrumado por el calor; mas aun, impulsado por una fuerza misteriosa proseguía su caminata hasta que llego a una basta y deshabitada extensión, en donde no hayo nada que estorbara su paso. Solo el sol brillaba esplendoroso como dueño y señor de aquellas tierras; tierras que Yacoñooy codicio para el por hermosas. Y como no encontró guerrero con quien medir sus armas y juzgando que el astro del día era el señor de aquellas tierras, preparo su arco y dirigiéndose al cielo exclamo:

- ¡Eh tu, señor de la tierra¡ mide tus fuerzas conmigo y dispara tu arco que algunos e los dos debe morir; porque eh decidido que solo uno de nosotros puede ser el dueño absoluto de estas tierras tan hermosas.

Y luego, en son e reto, si dispuso a lanzar sus dardos, no sin tratar de dar tiempo a su enemigo a ´preparase para el duelo, como si en verdad el señor sol fuera a dar batalla. Era la hora del crepúsculo vespertino y el cielo se fue matizando de rojo. Yacoñooy, impasible, contemplo al sol que se hundía tras las montañas, y como las nubes en ese instante se tiñeran mas intensamente de rojo, exclamo dando gritos de triunfo:

- ¡Te eh vencido, Te eh vencido¡ la fuerza de mi brazo te ah causado la muerte. Tras esos cerros estas herido; no volverás a ser el dueño de estas tierras. Lastima que no pueda contemplarte revolcándote en tu propia sangre. ¡Que diera por verte morir a mis pies!

El valiente mixteca espero en silencio latiéndole apresuradamente el corazón. Tal vez la última flecha de su enemigo podría ser disparada a traición, mas como el tiempo pasara y el señor sol no daba señales de vida, entendió que su enemigo había dejado de existir:

¡Eh dado muerte al sol, señor de esta tierras¡ y por derecho de conquista ahora solo yo soy su dueño. Yo eh matado al sol mi rival, mis flecas traspasaron su corazón. ¡El señor sol esta muerto, muerto¡ y son mías, solo mías estas tierras, y con la vida pagara aquel que me las quiera disputar.

Y seguro de su victoria señorío con su triunfo todo cuando alzaba su mirada.
Poco tiempo después en las tierras que fueron del señor sol los hermanos de raza yaconooy fundaron tilantongo.
 
Y después ese día entre los mixtecas se estableció la costumbre de pintar el sol vencido por yacoonoy en escudos jícaras y tecomates en gratitud al flechador del sol, por tal hecho se había convertido en un héroe mixteca, habitante del país de las nubes. 
 


@In_Tonatiuh

lunes, 25 de marzo de 2013

La Leyenda del Atrapasueños.

Si tu crees en el gran espiritu, Wakantanka te guiará
Hace mucho tiempo cuando el mundo era joven, un viejo líder espiritual Lakota estaba en una montaña alta y tuvo una visión. En esta visión Iktomi, el gran maestro bromista de la sabiduría apareció en la forma de una araña. Iktomi le hablo en un lenguaje sagrado, que solo los líderes espirituales de los Lakotas podían entender. 

Mientras le hablaba Iktomi, la araña tomo un aro de sauce, el de mayor edad, también tenia plumas, pelo de caballo, cuentas y ofrendas y empezó a tejer una telaraña. 



Él habla con el anciano acerca de los círculos de la vida, de como empezamos la vida como bebes y crecemos a la niñez y después a la edad adulta, finalmente nosotros vamos a la ancianidad, donde nosotros debemos ser cuidadosos como cuando éramos bebes completando el circulo. 

Pero Iktomi dijo mientras continuaba tejiendo su red, en cada tiempo de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas otras malas, si te encuentras en las buenas fuerzas ellas te guiaran en la dirección correcta. Pero si tu escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimaran y te guiaran en la dirección equivocada. 

El continuo, ahí hay muchas fuerzas y diferentes direcciones y pueden ayudar a interferir con la armonía de la naturaleza. También con el gran espíritu y sus maravillosas enseñanzas. Mientras la araña hablaba continuaba entretejiendo su telaraña, empezando de afuera y trabajando hacia el centro. 



Cuando Iktomi termino de hablar, le dio al anciano Lakota, la red y le dijo: ve la telaraña es un circulo perfecto, pero en el centro hay un agujero, usa la telaraña para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sueños y visiones. 

Si tu crees en el gran espíritu, la telaraña atrapara tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero. 

El anciano Lakota, le paso su visión a su gente y ahora los indios Siux usan el atrapasueños como la red de su vida. Este se cuelga arriba de sus camas, en su casa para escudriñar sus sueños y visiones.

 Lo bueno de sus sueños es capturado en la telaraña de vida y enviado con ellos, lo malo de sus sueños escapa a través del agujero en el centro de la red y no será más parte de ellos. 

Ellos creen que el atrapasueños sostiene el destino de su futuro.


El Quirquincho Músico.


Aquel quirquincho viejo, nacido en un arenal de Oruro, acostumbraba pasarse horas de horas echado junto a una grieta de la peña donde el viento cantaba eternamente. El animalito tenía una afición musical innegable. ¡Cómo se deleitaba cuando oía cantar a las ranas en las noches de lluvia! Los pequeños ojos se le ponían húmedos de emoción y se acercaba, arrastrando su caparazón, hasta el charco, donde las verdes cantantes ofrecían su concierto.

-¡Oh, si yo pudiera cantar así, sería el animal más feliz del altiplano! - exclamaba el quirquincho, mientras las escuchaba extasiado.

Las ranas no se conmovían por la devota admiración que les tenía el quirquincho sino que, más bien, se burlaban de él.

-Aunque nos vengas a escuchar todas las noches hasta el fin de tu vida, jamás aprenderás nuestro canto, porque eres muy tonto.

El pobre quirquincho, que era humilde y resignado, no se ofendía por tales palabras, dichas en un lenguaje tan musical, como suele ser el de las ranas. El sólo se deleitaba con la armonía de la voz y no comprendía el insulto que ella encerraba.

Un día creyó enloquecer de alegría, cuando unos canarios pasaron cantando en una jaula que conducía un hombre. ¡Qué deliciosos sonidos! Aquellos pajaritos amarillos y luminosos, como caídos del Sol, lo conmovieron hasta lo más hondo... Sin que el jaulero se diera cuenta, lo siguió, arrastrándose por la arena, durante leguas y leguas.

Las ranas que habían escuchado, embelesadas, el canto, salieron a orilla de la laguna y vieron pasar a los divinos prisioneros que revoloteaban en las jaulas.

-Estos cantores son de nuestra familia, pues los canarios son sólo sapos con alas -dijeron las muy vanidosas y agregaron- : Pero nosotras cantamos mucho mejor. -Y reanudaron su concierto interrumpido.

-¡Chist... Esperen! -dijo una de ellas-. Miren al tonto del quirquincho. Se va tras las jaulas. Ahora pensará aprender a trinar como un canario... ja... ja... ja...

El quirquincho siguió corriendo y corriendo tras el hombre de las jaulas, hasta que las patitas se le iban acabando, de tanto rasparlas en la arena.

-Qué desgracia! ¡No puedo caminar más y los músicos se van! -Allí se quedó tirado hasta que el último trino mágico se perdió a lo lejos... Ya era de noche cuando regresaba a su casa. Y al pasar cerca de la choza de Sebastián Mamani, el hechicero, tuvo la idea de visitarlo, para hacerle un extraño pedido.

-Compadre, tú que todo lo puedes, enséñame a cantar como los canarios -le dijo llorando.

Cualquier persona que no fuera el hechicero se hubiera reído a carcajadas del quirquincho, pero Sebastián Mamani puso la cara seria y repuso:

-Yo puedo enseñarte a cantar mejor que los canarios, que las ranas y que los grillos, pero tienes que pagar la enseñanza... con tu vida.

-Acepto todo, pero enséñame a cantar.

-Convenido. Cantarás desde mañana, pero esta noche perderás la vida.

-¡Cómo!... ¿Cantaré después de muerto?

-Así es.

Al día siguiente, el quirquincho amaneció cantando, con voz maravillosa, en las manos del mago. Cuando éste pasaba, poco más tarde, por el charco de las ranas, se quedaron mudas de asombro.

-¡Vengan todas! ¡Qué milagro! ¡El quirquincho aprendió a cantar!...

-¡Canta mejor que nosotras!...

-¡Y mejor que los pájaros!... 

-¡Y mejor que los grillos!...

-¡Es el mejor del mundo!...

Y, muertas de envidia, siguieron a saltos tras del quirquincho que, convertido en charango se desgranaba en sonidos musicales. Lo que ellas ignoraban era que nuestro pobre amigo, como todo gran artista, había dado la vida por el arte.